El mundo del beso genera mucha cultura a su alrededor. Ahí está esa tradición de besar bajo un ramillete de muérdago en Nochebuena si se quiere encontrar el amor a la vuelta de la esquina. En cuanto a los besos robados, son innumerables las canciones que tratan el tema. El mismo Loquillo tiene un tema así titulado, en el que pide más y más besos robados.

Porque el encanto del beso robado, como el encanto de las cosas que nos gustan, descansa en la sorpresa, en la improvisación, en aquello que se sale del guión preestablecido. Por eso en Villa Laureana celebramos también el Día Internacional del Beso Robado, que tiene lugar cada 6 de julio desde 2006, y que los años de pandemia han dejado un poco relegado, exiliado a las comisuras.

 

El espíritu del beso robado: Fragonard

Nada más indicado que el arte para fijar aquello que se escapa a las palabras, a los conceptos. Como el cuadro de Jean-Honoré Fragonard titulado, precisamente, El beso robado, y que este pintor francés de estilo rococó creó a finales del siglo XVIII. Expuesto hoy en el museo Hermitage de San Petersburgo, forma parte de una serie más larga dedicada a los besos.

A este respecto, recientemente se publicó en Italia, firmado por el escritor florentino Alessandro Gianetti, una muy curiosa Storie di baci, con anécdotas muy jugosas sobre la cultura del ósculo. Un catálogo con los distintos tipos de besos: el beso del perdón, el beso frío, el beso cansado, el beso comprado y el beso secreto, entre otros muchos. Incluso hay páginas dedicadas al beso de aeropuerto.

 

beso robado fragonard

Ante la duda, besar

Decía el escritor Eloy Tizón que los besos no dados han hecho más por la literatura que los besos recibidos. Y es cierto. El arte sirve para reparar, o al menos intentarlo, lo que la vida no nos dio. Pero ¿no es mejor un beso que un poema? Difícil elección, cuando menos. Ante la duda, mejor besar. Ante una sociedad cada vez más envuelta en códigos de conducta, normas y protocolos de actuación, nada más revolucionario que ese beso robado, quizá el último vestigio del romanticismo decimonónico.

Y, claro, todo buen beso, robado o no, merece, como en el cuadro de Fragonard, un entorno que acompañe. No hace falta trasladarse a los suntuosos salones de la Francia más barroca, pero sí acompañarlos de la magia necesaria. Como la que te proveen nuestros jardines, un espacio de ensueño para besar y ser besado. Y para escuchar aquello tan jovial del que «que se beeesennn» referidos a los novios.

 

Los mejores besos de boda

Porque en Villa Laureana somos muy de besos, pero también muy de bodas. Si estás pensando en dar el sí quiero, te ayudamos con todo lo necesario para un evento inolvidable. Como los buenos besos. Ponemos a tu disposición un wedding planner para tu boda, para escuchar y proponer las ideas más especiales y toda nuestra experiencia en la organización de eventos con encanto, ya sean para un grupo reducido o para una lista de invitados más extensa.

Para que dejes los besos a la sorpresa, pero todo lo demás cuenta con la mejor organización.