A pesar de ciertas opiniones contundentes (y cargadas de prejuicios), hay ciertas liturgias y ritos que cada vez se viven con más sentido en las que se permiten ciertas licencias, como la inclusión de los votos matrimoniales. Recordemos que hasta hace bien poco (los padres de muchos pueden dar fe de ello), las misas eran en latín. Una formalidad radical que en realidad alejaba a los feligreses de lo importante, el mensaje de Jesús. 

Tras el Concilio Vaticano II, se empezaron a usar las lenguas vernáculas de cada país para transmitir las escrituras sagradas y, con ello, se quitó un velo de opacidad y se ganó en sentido. 

Pues bien, algo parecido empieza a pasar con las bodas religiosas. Si bien hasta hace poco se repetían fórmulas protocolarias con miedo a salirse un milímetro del guion, cada vez es más habitual que se ‘personalicen’ ciertos ritos. Esto no quiere decir perderles el respeto o adulterarlos, sino más bien vivirlos con intensidad y significado. 

Pero, ¿qué son los votos matrimoniales?

Son las promesas que se hacen los novios, en el altar de la iglesia, en el momento de la entrega de las alianzas de la boda. Frases que todos tenemos en nuestra mente, tras haberlas escuchado en multitud de ceremonias, y que dicen cosas como: “Yo te tomo a ti como mi legítimo/a esposo/a […] en la riqueza o en la pobreza, en la salud y en la enfermedad…”. 

Unas fórmulas convencionales que hasta hace bien poco no permitían alternativas, al menos en las ceremonias religiosas, ya que los votos matrimoniales en las bodas civiles se han caracterizado desde su origen por  gozar de libertad. Con el tiempo, los párrocos de cada parroquia y los sacerdotes encargados de oficiar las ceremonias han mostrado más manga ancha para admitir mensajes personalizados en las bodas en sustitución de los clásicos. 

Propuestas de votos matrimoniales originales

En Estados Unidos, país más abierto a ciertas ‘transgresiones’ del protocolo, no están descartados los votos matrimoniales divertidos  o votos matrimoniales frikis, muy personalizados. Respetando la fórmula del “Yo, Fulanito Pérez, tomo a Menganita Gómez como mi legítima esposa” son muchas y diversas las opciones posibles, sin descartar el humor y los guiños personales. 

Esto puede dar lugar a situaciones hilarantes, con ataques de risa indefinidos por parte de los novios, que podrían poner en peligro la solemnidad del acto. La tensión del momento puede derivar en una risa incontrolada, como le pasó a una novia al escuchar al novio decir que quería tomar a su esposa “wafflemente y panquequemente”, en unos guiños a sus gustos reposteros que generaron explosiones de carcajadas en el altar. Así que cuidado con pasarse de divertido, y quizá mejor reservar esos ‘gags’ para el banquete, más distendido. 

Una fórmula personalizada en tono romántica quizá sea más propicia en ese momento, partiendo también de la base de los votos matrimoniales tradicionales  “Yo XXXX, te tomo a ti, XXXX” en la que se pueden insertar frases hermosas que aludan a la particular historia de amor de cada pareja. 

¿Y los votos matrimoniales en una boda civil?

La promesa de amor que conllevan los votos, con el valor que implica hacerlo en público, puede convertirse en el momento más conmovedor de la boda. Unos instantes en los que parece que el tiempo se detiene, con las lágrimas a punto de estallar, y los asistentes a la boda con el corazón en un puño mientras escuchan atentos esas palabras escogidas. 

Aquí la creatividad y la imaginación ganan terreno propio. Caben, por qué no, poemas. Como los del libro de Ándrés Rubio, muy pertinente para estas ocasiones, titulado El árbol rojo (Demipage). En un momento en que las bodas civiles superan en número a las religiosas, contar con material para nutrir sus ceremonias siempre es un recurso interesante. 

Con el subtítulo de Versos para bodas laicas, esta selección de poemas incluye inspiradas piezas de Antonio Machado, Rafael Alberti, Rainer Maria Rilke, Cernuda o Alejandra Pizarnik, entre muchos otros. Son una ocasión única para explicar por qué te comprometes con esa persona tan especial, así que procura que tus votos matrimoniales estén a la altura.

Una idea sin duda valiosa para convertir vuestra boda en un evento lleno de momentos mágicos e inolvidables. Primer paso para avanzar hacia las bodas de lino, las bodas de cuero y así hasta el infinito y más allá.  

Y si, tras la ceremonia, buscáis un lugar de ensueño a la altura de vuestras promesas de amor, podéis contar con Villa Laurena para un banquete de categoría.