Nada hay más sugerente y variado que la naturaleza. Es un surtidor inagotable de escenarios para momentos inolvidables, ya sea un fin de semana familiar o en pareja, una jornada de trekking, una merienda… o una boda. El campo es infinito y siempre encontraremos un paisaje que se acomode a nuestros sueños. Para algunos, ese lugar mágico es a la vera de un bosque, para otros un prado con las montañas de fondo, una playa, un campo de trigo…

Las bodas en el campo han ido ganando adeptos frente a las tradicionales ceremonias en la ciudad o dentro de los municipios. Permiten a los contrayentes buscar un espacio a su medida, en un entorno idílico. No son excluyentes del casamiento religioso, si esa es tu prioridad, así que no hay excusa para decir el “Sí quiero” entre robles o secuoyas centenarias.

Libertad e imaginación para casarse al aire libre

Una boda en el campo requiere de imaginación y proactividad. Los contrayentes eligen en función de sus gustos y, dentro de ellos, la operatividad del espacio. Pero no se trata de buscar un lugar cualquiera para celebrar el enlace, sino de que ese lugar refleje las personalidades de la pareja o esté ligado sentimentalmente a ellos.

Libertad e imaginación son las máximas. Dentro de ese marco predilecto, todo lo que se te ocurra tiene cabida. Decoración, escenario, ritual… Puedes encontrar un lugar habilitado expresamente para celebraciones en un entorno de este tipo o echarle ganas y diseñar ad hoc la boda en el campo. No hay dos enlaces iguales, y menos aún si quieres festejar tu amor con los tuyos en un marco incomparable.

Cosas a tener en cuenta para tu boda campestre

La logística no es la misma en una boda en la ciudad que en el campo. Pero la motivación para casarse en un paisaje elegido por los contrayentes les lleva a sortear con ilusión los pequeños retos. Como decimos, existen espacios habilitados en la naturaleza para casarse, y son una buena opción para no tener que diseñar todo desde cero.

Si te decides por un lugar concreto sin infraestructura, ten en cuenta que necesitarás tiempo e iniciativa para todo el montaje: sillas, altares, flores, equipo de sonido… Contratar un catering es la mejor opción para el menú y tus invitados tendrán que desplazarse hasta el lugar elegido en medios de locomoción. Es necesario contar con autobuses para ello.

Un inconveniente puede ser el clima. En función de las probabilidades de lluvia o mal tiempo, se hará necesaria una carpa.

Boda campestre

¿Y cómo me visto?

De nuevo, vale la misma máxima: libertad e imaginación. Una boda campestre puede ser lo que tú quieras, más o menos tradicional, más o menos innovadora. En el dress code de los invitados mandan los contrayentes, que a su vez tienen infinitas opciones para sentirse guapos o cómodos en su enlace.

Eso sí, no es lo mismo casarse en la playa que en la montaña. Eso puede darte pistas de cómo diseñar tu traje. Mantener una armonía con el entorno siempre es buena idea. Y, dependiendo de cómo de rústica sea tu boda, hay que contemplar opciones para estar lo más cómodo posible. El blanco tradicional suele ser también el color más elegido por ellas en este tipo de casamiento, pero no es raro ver a novias vestidas de colores. Para ellos, las posibilidades se han ido abriendo más y más con el tiempo y tampoco es raro ver a novios conjuntados de blanco (especialmente en las bodas en la playa) o cualquier otra tonalidad.

Ante todo, si eliges la naturaleza, hazlo de manera que sea un día inolvidable y una boda única, distinta a las demás y reflejo de tu personalidad. Ah, y no olvides dejarlo todo como estaba antes.

 Pero, por supuesto, no dejes de tener en cuenta los jardines de Villa Laureana. Más de cincuenta mil metros cuadrados de jardines que te harán sentir en el campo, pero un campo hecho a tu medida y con todas las comodidades. ¡Cásate con nosotros!