La era de las sobremesas de café, copa y puro (y más copas y más puros) van quedando atrás y los banquetes de boda precisan de elementos para hacerlas más amenas y variadas. No solo al llegar al postre y con los bailes, sino desde en el mismo momento en que comienza el banquete, es decir, con la entrada de los invitados al recinto. Por eso hoy te traemos ideas para amenizar un banquete de boda.
Ya con las cuestiones relacionadas con el sitting plan dan juego, pues permiten interactuar entre los invitados, entre los que se conocen y los que no. También resulta divertido asignar nombres a las distintas mesas de la boda, nombres con algún chiste interno para los aludidos, o llamar a las mesas de manera temática.
Si a los novios les gustan los Beatles, por ejemplo, poner el nombre de una canción para cada mesa. Y que un cantante, lo más meloso posible, vaya pasando por las distintas mesas interpretando la canción correspondiente.
Dar juego a las fotos en vuestra boda
Vivimos en la era de la imagen. Hay que asumirlo o poner medidas. El mismo Bob Dylan lo hace, con sus conciertos en los que está prohibido hacer uso del móvil para tomar instantáneas, y sus razones tendrá para ello. ¿Pero limitar los móviles en una boda? Más que extravagante suena suicida. Si queréis que vuestra boda sea amena, prohibiciones las justas.
Al contrario, aliarse con la fotografía y sus posibilidades hará que el público se sienta feliz. De ahí que sean bienvenidas ideas como la instalación de diversos photocalls en el banquete, y también puestos para hacerse fotos con su toque cómico, como esos marcos que imitan a Instagram.
Contratar a fotógrafos para tu boda para que hagan fotos de calidad a los invitados también es una gran idea, sobre todo si se hace con fotos tipo Polaroid para que no haya que gestionar después envíos por correo electrónico. Es un regalo al instante que durará para siempre.
Como también es un regalo muy acertado colocar cámaras de usar y tirar en las mesas, con el revelado analógico de toda la vida, para que cada invitado realice sus 24 disparos y cuente con un sobre de fotos en papel ya listas para contemplarse. Porque, hay que asumirlo, las fotos digitales son una maravilla pero rara es la vez que vencemos la pereza y acudimos a imprimirlas en papel.
Cuestionario Proust a los invitados
Es una idea muy resultona crear un rincón para las dedicatorias, con el clásico libro de firmas. Pero a menudo, el contenido de dichas dedicatorias resulta repetitivo; cargado de buenas intenciones, pero también con cierta sobredosis de buenos deseos: abrazos, felicidad, amor, prosperidad, etc.
Se puede hilar más fino orientando a los invitados con un cuestionario Proust, que es como se llama a las entrevistas breves que se hace a los escritores. En ellas, formularemos una serie de preguntas a los invitados que, días después, en el mismo viaje de novios, servirán para recrear la boda de un modo divertido, conociendo detalles sobre la experiencia que los novios tuvieron durante el convite.
Por ello, no hay que tener miedo a alguna pregunta incómoda, tipo ¿Qué fue lo que menos te gustó de la boda? o ¿El invitado más friki? También preguntas para el cotilleo como: ¿La invitada mejor vestida de la boda? ¿El orador más inspirado? Todo ello, claro, en una hoja que se introduce en un sobre y este a su vez en una urna.
En el primer aniversario, se puede hacer una fiesta para celebrar y compartir los resultados entre los invitados más cercanos.
Discursos divertidos y emotivos
Una vez llegados los postres, cuando las conversaciones en las mesas empiezan a languidecer, es buen momento para ceder la palabra a otros. A aquellos allegados que quieren dedicar unas palabras, en un tono más informal que el que se impone en la ceremonia en sí, sobre todo si esta se celebra por la Iglesia.
Este es un arma de doble filo que debe estar fijada y preparada de antemano para evitar que se convierte en lo que todos temen: un discurso sin fin y sin gracia. Para ello, los novios habrán realizado su particular labor de ‘casting’ y encargado a aquellas personas con más dotes sociales que hagan esa intervención pública.
De hecho, se puede pensar en un monólogo, a lo stand-up comedy, con temática relacionada con los novios y su vida anterior a la boda, de modo que se repasan los hitos de su biografía y se garantizan unas buenas risas.
Ese tipo de extras que tienen que ver con el mundo del espectáculo son muy socorridos. Como contratar a actores para la boda para que, directamente, amenicen el banquete representando, por ejemplo, escenas concretas de la vida de los novios.
O juegos que vayan mesa por mesa realizando trucos con elementos relativos a los novios: como juegos de cartas en los que los naipes son los mismos novios. En frío puede parecer algo exótico, pero en el calor de la boda, y con los invitados entregados, da muchísimo de sí.
Hay parejas que incluso optan por contratar un caricaturista para que haga dibujos de familiares y amigos. Recuerda que la intención siempre es que los invitados disfruten, pero también pueden llevarse un recuerdo único.
Y, por supuesto, si tenéis más ideas para amenizar el banquete de boda, no tenéis más que comentarlas con nuestro wedding planner. Estará encantado de escucharos y proponer más ideas. Porque en Villa Laureana sabemos hacer bodas. ¿Queréis casaros con nosotros?